martes, 6 de abril de 2010

¡Canon arquitectónico ya!

Hoy me toca meter el dedito en la más que sangrante llaga de los derechos de autor, la SGAE y el denostado Teddy Bautista.
Al hilo de la polémica entrevista que Inaki Gabilondo hizo ayer a este personaje, me vienen a la cabeza, otra vez más, pensamientos un poquito radicales que debo calmar para no meterme en el fango putrefacto de la avaricia y las iniciativas más absurdas.


Sin embargo, motivado por la insaciable lectora MN, me he decidido a reivindicar dentro de este marco de absurdos y embustes, un derecho para nuestro oficio: la arquitectura.
Y es que como dice Teddy: el creador necesita un marco de derechos. ¿Qué es un arquitecto sino un creador de espacios y edificios que no sólo pueden garantizar el ocio (como lo hace la música y el cine), sino también cualquier otra necesidad que el ser humano pueda tener?
Resulta sangrante pensar que un músico invierta horas de su vida, su esfuerzo y su dinero para luego no ver un duro de lo que su creación pueda producir, por eso la SGAE le protege y velará por cobrar a quien sea necesario para evitar esta injusticia.
Pensando en arquitectura, cualquier proyecto es una inversión de tiempo, dinero y esfuerzo creativo que muchas veces se ve recompensada por unos honorarios que no están vinculados en modo alguno al éxito o al fracaso de nuestra arquitectura ni a la vida útil del edifico. Al concluir una obra, el arquitecto cobra y regala el uso y disfrute de una creación, tan artística como cualquier otra forma de arte, a la sociedad. Y todo esto agravado por el hecho de que un arquitecto sí es responsable de sus obras después de concluirlas (diez años por ley), periodo durante el cual debe mantener el pago de sus seguros para garantizar su solvencia en caso de que existiera algún problema en su obra.
Hasta donde yo sé, Los del Río no han tenido que pagar a nadie por el tremendo daño que causó la Macarena en el mundo, ni se gastaron un duro pagando un seguro por si la canción se les volvía mala y alguien les denunciaba.
Todo esto me hace pensar que los arquitectos deberíamos meternos en este asunto, hacer política y conseguir favores para luego poder joder a toda la sociedad con argumentos absurdos y fuera de toda lógica. Según mi plan, que simplemente busca proteger al arquitecto en estos tiempos de crisis y en ningún caso llenarme los bolsillos, el cobro de este nuevo canon arquitectónico se realizaría a través del pago de IBI (impuesto de bienes inmuebles) que cobran los ayuntamientos a todos los edificios de España.
He pensado que se incremente este impuesto un 50% para destinarlo a cada arquitecto que construya un edificio, en concepto de pago por el uso y disfrute de una creación artística. Por supuesto que existirían baremos y no se cobraría lo mismo a todo el mundo. Por ejemplo, a las viviendas protegidas sólo les cobraríamos el 30%, mientras que a los edificios públicos se le incrementaría el IBI un 70% (total paga la administración...)
Y es que deberíamos pensar en lo que supone la arquitectura para nuestras ciudades. ¿Qué sería de Bilbao sin el Guggenheim, o Valencia sin la ciudad de las Artes y las Ciencias?
¿Cuántos visitantes atraen estos edificios y cuánto dinero generan sin que su creador vea un duro?
Tremendísima injusticia. 
Ahi lo dejo. Espero que alguien se anime y tire de una iniciativa que podría arreglar la vida de muchos arquitectos en dificultades. Así son las cosas, ¿no?
Tonto el último.