miércoles, 24 de febrero de 2010

M-30, no olvidar.

Primero, para entrar en ambiente, unas cuantas imágenes. Las dos imágenes a continuación fueron tomadas un mes antes de la reelección de Gallardón como alcalde de Madrid.
Estas que siguen fueron tomadas en el apogeo de las obras, a la altura de Marqués de Vadillo.
A estas alturas de la película, nadie se acuerda ya de la M-30, de las obras, del polvo, del ruido y de los cientos de millones de euros que se han marchado Manzanares abajo desde que comenzó la aventura política más ambiciosa de Gallardón.
Aventura que sirvió de excusa a sus detractores para ponerle a caldo, mientras el ciudadano común escuchaba la discusión de la clase política con cierta distancia, pues pese a lo bestial del proyecto, la movilización ciudadana en contra, fue mínima.
Nada de extrañar, por otro lado, en un Madrid acostumbrado al crecimiento frenético y a la conquista de nuevos hitos ingenieriles, sin importarle mucho su coste, viabilidad o la necesidad real de construirlos. Vale la pena recordar a Dulcinea y Tizona las mayores tuneladoras del mundo, que se encargaron específicamente para estas obras y para otras futuras que quizás nunca llegarán, o que de llegar algún día, serán tan viejas que habrá que comprar otras mejores, con el consiguiente cargo en la factura de impuestos del contribuyente.

Pero todo esto da igual.

Da igual porque al final tenemos un parque forrado de granito gris de Porriño mezclado con muchos pinos juntitos por donde poder pasear, ir en bici y disfrutar de las vistas.
Da igual porque a pesar de que con un proyecto mejor pensado, quizás hubiéramos ahorrado dinero, hubiéramos conseguido reestructurar el tráfico de toda la ciudad, hubiéramos ahorrado paredones y desniveles extraños que han quedado por todas partes y sobre todo, hubiéramos podido entender una obra que nunca tuvo ningún sentido claro, más allá del colosal gasto en beneficio de unas cuantas constructoras; el resultado, mejor o peor, habría sido el mismo: una autopista que se entierra, un parque que llega. Todo en orden. Todos contentos.
Quiero recordar a todo el que lea esto, que nadie sabe lo que ha costado este proyecto, pero que sin ninguna duda, podríamos haber construido hectáreas de nuevas zonas verdes, bibliotecas, centros cívicos, carriles bici y de paso haber levantado media ciudad para forrarla en mármol si les hubiera apetecido. Conviene recordar cada vez que paseemos sobre la nueva M-30, éste paseo estará costando el futuro de muchos barrios periféricos a los que un ayuntamiento arruinado no podrá prestar los servicios que se debe cuando se acaben los paños calientes del Plan E y entonces, cuando seamos conscientes de todas las renuncias que esta obra ha supuesto para Madrid, el paseo tranquilo sobre esos pilotes y enormes losas de hormigón chapadas en granito, nos resultará obsceno.

3 comentarios:

  1. Yo sufrí las obras, protesté, junto con otra mucha gente, por ellas, etc. Ahora, cada día paseo por el "Salón de Pinos" (eufemismo cursi donde los haya de un ajardinamiento plano y monótono, gris, de granítico) y cada día me abochorna la inexplicable pasividad con la que3, primero, los vecinos aceptaron la humillación derivadas de cómo se hicieron las obra, y, segundo, de cómo ahora se acepta cualquier nadería, sencillamente porque, después de tanto tiempo, cualquier cosa vale.

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  2. grandioso artículo!!!!

    3.290.734.487,68 € es el coste de dichas obras, y...
    2.440.000.000 es el presupuesto para el año 2008 para Educación de toda España

    La M30 costó casi dos veces el presupuesto anual de Educación del país entero

    e imposible encontrar curiosamente el presupuesto específico de la comunidad de Madrid... hmmmm

    100.000.000 cuesta más o menos construir un hospital grande... lo de la M30 fue como construir unos 33 hospitales grandes.... La comunidad tiene ahora mismo un total de 36... para hacernos una idea...
    hhmmm...

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  3. A mi lo que más me gusta de esa gallarda obra y de tantas otras autopsias de tres, cuatro o cinco carriles es que luego te hagan ir por ellas a paso de burra y te la llenen de radares para pagar la financiación. Es como un juego de marcianos.

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